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Venezuela: Extrema violencia en las calles


CARACAS.- El gobierno de Nicolás Maduro se encuentra bajo presión internacional como pocas veces antes, luego del asesinato de un dirigente opositor, el miércoles pasado.


La escalada provocó ayer una reacción en cadena de gobiernos, organizaciones internacionales y dirigentes políticos de América latina y Europa, desde Naciones Unidas (ONU) hasta Estados Unidos, desde la Organización de Estados Americanos (OEA) hasta los candidatos a la jefatura del gobierno español. Y sin olvidar a vecinos, antes más cercanos.


La violencia se adueñó esta semana de la campaña para las elecciones legislativas del domingo próximo, en las que, según los sondeos, vencería la oposición.


"Insto al gobierno a garantizar la adecuada protección de opositores políticos, defensores de derechos humanos y otras personas que enfrentan amenazas", reseñó ayer Zeid Ra'ad Al-Hussein, alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.


"La democracia sufre mucho cuando el ambiente preelectoral se deteriora por la violencia, las amenazas y la intimidación", añadió el Alto Comisionado en su comunicado, en el que también recordó cómo se dirigió a Maduro en su visita reciente al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra para recordarle que "un Estado debe defender y proteger a las personas que critican y cuestionan las políticas y prácticas del Estado".


La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sufrió ocho ataques, seis de ellos con arma de fuego, en 12 días de campaña.


Lilian Tintori, la mujer del líder opositor detenido Leopoldo López, y el gobernador Henrique Capriles fueron los objetivos preferidos por los ultras chavistas para desplegar su violencia e intimidación.


Fue precisamente al acabar el mitin de Tintori en Altagracia de Orituco, estado Guárico, cuando un dirigente local murió al ser baleado junto al escenario, el miércoles pasado. Luis Eduardo Díaz, de Acción Democrática, recibió dos balazos mortales.


"Insto a las autoridades a garantizar que la investigación del asesinato de Díaz sea independiente y parcial y que lleve ante la justicia no sólo a quiénes lo perpetraron, sino también a los autores intelectuales", subrayó Al Hussein.


Los ojos del mundo se dirigen en especial hacia Tintori, quien describió públicamente el tiroteo mortal del miércoles. "Si le ocurre algo a Lilian, claramente tiene que señalarse como máximo responsable al régimen de Maduro y, en particular, al presidente Maduro", señaló vehemente Pedro Sánchez, secretario general del PSOE español y candidato a la presidencia en las elecciones del 20 de diciembre próximo.


"Tintori sabe que en España la queremos y la apoyamos, tanto a ella como a su causa. No va a estar sola ni un minuto. Estamos todos, no sólo los socialistas, sino el conjunto de España, con la causa de la democracia en Venezuela. Si soy elegido presidente, no miraremos hacia otro lado", añadió Sánchez en parecidos términos a los expresados en los últimos días por Mauricio Macri.


El presidente Mariano Rajoy y Albert Rivera, candidato de Ciudadanos, también se mostraron contundentes en sus críticas al chavismo.


Desde el Palacio de Miraflores y desde el oficialista PSUV, se volvió a repetir que los ataques son un "montaje" y "provocaciones de la oposición".


Maduro aseguró que quienes realizan los disparos son individuos pagados por la oposición con 50.000 dólares, una fortuna inalcanzable en la Venezuela de hoy, ya que equivalen a 40 millones de bolívares en el mercado negro.


Virulencia


El Departamento de Estado de Estados Unidos, por su parte, insistió en que "las campañas de miedo, violencia e intimidación no tienen cabida en democracia". "Pedimos al gobierno de Venezuela que proteja a todos los candidatos", declaró su vocero, John Kirby.


La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, reaccionó con virulencia a las declaraciones estadounidenses, calificándolas de "injerencistas, insolentes y falsas". "Es deplorable el apoyo que brindan a las bandas criminales conectadas con la oposición ", añadió Rodríguez.


También se llevó lo suyo Luis Almagro, nuevo secretario general de la OEA. "Es una basura", lo insultó Maduro luego de que el ex canciller uruguayo afirmara que "el asesinato de un dirigente político es una herida de muerte a la democracia".


Según la versión gubernamental, el asesinato de Díaz fue el resultado de un ajuste de cuentas entre bandas rivales. Un nuevo embrollo en la Venezuela del surrealismo mágico revolucionario, que no falta nunca a las grandes citas, incluidas las elecciones.


Para poner aún más exotismo al asunto, el gobernador de Guárico, el militar Ramón Rodríguez Chacín, insiste en que detrás del asesinato existe una trama internacional que trata de repetir el golpe de Estado de 2002. Pedro Carreño, jefe del grupo parlamentario chavista, acusa directamente a la oposición: "En la derecha no hay partidos, sino mafias. Por eso mataron al adeco en Guárico".


Fuentes diplomáticas confirmaron que Maduro no sólo está bajo presión, sino que se espera que ésta siga creciendo mientras se acerca el 6 de diciembre. Y no sólo de parte de dirigentes opositores del continente (como los uruguayos y chilenos), sino también de aliados cercanos de la izquierda gobernante, que ven con susceptibilidad los hechos violentos denunciados.


Heraldo Muñoz, canciller chileno, condenó ayer el asesinato y reclamó un "clima de paz" para las elecciones.


"Esto que sucedió en Venezuela merece la condena del mundo entero", sentenció Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.

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