Dramático llamado de los líderes mundiales
Una cena de trabajo entre Hollande y Obama, en un lujoso restaurante de París. Foto: EFE / Thibault Camus
Los principales líderes mundiales instaron a lograr un acuerdo urgente
PARÍS.- El planeta se encuentra "al borde de un punto de ruptura" en materia ecológica, advirtió ayer con dramatismo el presidente francés, François Hollande, al inaugurar la conferencia sobre el clima en París (COP21). Como él, los principales dirigentes mundiales lanzaron un llamado para lograr un acuerdo que frene el calentamiento global.
"Los buenos sentimientos, las declaraciones de intención no bastarán. Estamos al borde de un punto de ruptura", advirtió Hollande a los 150 líderes que viajaron a la capital francesa desafiando el peligro de nuevos atentados terroristas.
La XXI conferencia de signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es considerada una de las últimas oportunidades de instalar la economía mundial en el camino de la reducción de energías fósiles antes de que el calentamiento del planeta tenga consecuencias catastróficas
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El gran desafío de la cumbre es limitar el incremento de temperatura a menos de 2°C para 2100, un objetivo muy lejos de haber sido logrado, aun cuando haya un consenso casi global sobre la gravedad del problema.
El presidente francés invitó a los negociadores de 195 países -que comenzaron sus trabajos anoche mismo en Le Bourget, sede de la COP21- y a sus ministros responsables del medio ambiente, encargados de cerrar el compromiso la semana próxima, a "concluir un acuerdo universal, diferenciado y vinculante".
Universal porque involucrará a todos los países, cualquiera que sea su nivel de desarrollo, contrariamente al protocolo de Kyoto de 1997, al que debe suceder.
Diferenciado porque deberá tener en cuenta precisamente las diferentes situaciones de cada país. Con ese objetivo, Hollande lanzó un llamado a los países desarrollados, que emitieron durante décadas gases a efecto invernadero (GEI), para que "asuman sus responsabilidades históricas". Ese mensaje, señal de buena voluntad a los países emergentes y en desarrollo, fue aprovechado de inmediato por el presidente norteamericano.
"He venido en mi calidad de líder de la primera potencia mundial y del segundo país emisor de gases, para decir que Estados Unidos no sólo reconoce su papel en la creación de ese problema, sino que asumiremos nuestra responsabilidad para su solución", dijo.
Superando ampliamente los tres minutos asignados a cada presidente, Obama se abstuvo, incluso, de reafirmar "las tradicionales reservas de Estados Unidos en cuanto al estatus jurídico del futuro acuerdo. Todos saben, sin embargo, que el Congreso norteamericano, dominado por los republicanos, no aceptará un pacto "jurídicamente vinculante".
Para sortear ese escollo, Obama defendió una estrategia a largo plazo y reafirmó su confianza en el progreso tecnológico. "Si logramos instalar reglas e incitaciones adecuadas, liberaremos el poder creador de nuestros mejores científicos, ingenieros y empresarios para desarrollar tecnologías limpias", afirmó.
Esa no es, en general, la posición de los europeos. La canciller alemana Angela Merkel defiende, como Hollande, textos vinculantes. "Necesitamos un pacto ambicioso, inclusivo y vinculante", dijo la canciller.
Como Obama, todos aquellos que le sucedieron en la tribuna apoyaron los objetivos de la COP21, pero defendieron sus propias políticas de desarrollo de energías renovables o reducción de GEI. Ese fue el caso del presidente ruso, Vladimir Putin, o su par chino, Xi Jinping.
Pero fue sobre todo el primer ministro indio, Narendra Modi, quien, recordando la tradicional oposición Norte-Sur, se erigió desde el primer día en líder del sector más duro de la conferencia.
En una columna publicada por la mañana por el periódico británico Financial Times, Modi recordó a la comunidad internacional que debe respetar el principio de "justicia climática", fórmula defendida por su país para exigir de los países ricos un esfuerzo financiero acorde con su responsabilidad histórica en el calentamiento del planeta. "Por el momento, ese esfuerzo no es suficiente", escribió.
La India, tercer contaminador mundial, defiende su derecho al desarrollo. Su gobierno se ha comprometido a reducir la intensidad carbono de su economía en el 33% antes de 2030 con una condición: que pueda acceder a las tecnologías limpias y a su financiación para seguir desarrollándose, limitando al mismo tiempo las emisiones de GEI.
Durante esa primera jornada consagrada sobre todo a los discursos protocolares, las bambalinas diplomáticas no pasaron inadvertidas. Todos sospechan, por ejemplo, que Putin llegó tarde a la ceremonia de apertura adrede. El líder ruso estuvo ausente en la tradicional "foto de familia", pero evitó así cruzarse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con el que mantiene relaciones extremadamente tensas desde que dos cazas turcos derribaron un bombardero ruso en la frontera turco-siria hace dos semanas.
La maniobra de Putin podría haber sido, en todo caso, inútil pues, apenas terminados los discursos, todos los líderes políticos almorzaron juntos en Le Bourget. Es verdad que, para evitar esos tropiezos diplomáticos, el protocolo francés consagró varios meses al peor de los rompecabezas: la distribución de invitados en las mesas.
Antes de comenzar la serie de discursos, los asistentes observaron un minuto de silencio en memoria de las 130 personas que perdieron la vida en los atentados de París el 13 de noviembre.
"Esos trágicos acontecimientos nos afligen, pero al mismo tiempo nos obligan", declaró Hollande.