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¿Qué se celebra realmente el 25 de diciembre?


El origen de las fiestas cristianas de la Natividad.del Señor

Es curioso destacar que en las listas más antiguas que hoy en día se conocen sobre las festividades cristianas -las de Ireneo y las de Tertuliano-, no se hace mención alguna a ninguna festividad que celebre el natalicio de Jesucristo.


Existen evidencias históricas que confirman, que en el año 350 de la Era Común (EC) y a instancias del papa Julio I se quiso poner fin al libertinaje imperante en los templos durante la Edad Media y al seguimiento de las Saturnales –fiestas de origen pagano de la antigua Roma-, por parte de muchos fieles que se mezclaban con paganos en aldeas, pueblos y ciudades para celebrar juntos dichas festividades.


Dadas las circunstancias, la curia de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana -encabezada por el papa Liberio-, decretó en el año 354 y de forma muy sui generis, que Jesús de Nazaret nació un 25 de diciembre -en clara coincidencia con la Saturnalia o fiestas saturbales en relación con el dios Saturno-, y en Belén de Judea. Así, sin más, sin ningún tipo de rigor de tipo histórico o arqueológico que lo avalase y lo viniera a confirmar. No debemos olvidar que en la Edad Media, la Iglesia Católica Apodtólica y Romana era la mayor fuerza y el mayor referente en todo el Occidente romano.


Esta teoría venía ya de mucho tiempo atrás cuando en el año 200, Clemente de Alejandría indicó que ciertos teólogos egipcios asignaron no sólo el año sino también el día, hipotéticamente real, del nacimiento de Cristo como el 25 pashons copto -correspondiente al 20 de mayo de su año lunar-, en el vigésimo octavo año del reinado de César Augusto.


Desde 221, en la obra Chronographiai, de Sexto Julio Africanon se popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús. Para la época del Primer Concilio de Nicea en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae.


De este modo, años después, el emperador Constantino I el Grande promulgó un edicto en el que obligaba a sus súbditos a celebrar con suculentos banquetes dicho día como el del nacimiento de Jesucristo en coincidencia con la celebración pagana del nacimiento del Sol Invictus, de antiguo origen romano y dedicada al dios Saturno, con el fin de acercar a los paganos a fe de la iglesia católica oficial en el Imperio de Oriente.


La primera mención de un banquete de Navidad en tal fecha en Constantinopla, data del 25 de diciembre de 379, siendo obispo Gregorio Nacianceno. La fiesta fue introducida en Antioquía hacia el 380. El banquete de diciembre alcanzó Egipto en el siglo V. En todo caso, alrededor del año 386, los cristianos de Occidente también celebraban la Natividad de Jesús de Nazaret el 25 de diciembre -fecha impuesta por influencia de Juan Crisóstomo, patriarca de Alejandría-, coincidiendo con el día más corto del año, el que da comienzo al solsticio de invierno en el hemisferio norte o boreal –el de verano en el hemisferio sur o austral- y el 6 de enero como el día de la Epifanía de Jesús.


En la actualidad el 25 de diciembre es aceptado como la fecha de nacimiento de Jesús de Nazaret por la Iglesia Católica Romana, la Anglicana, algunas –no todas- iglesias protestantes y la Iglesia ortodoxa de Rumanía entre otras,. Sin embargo, el resto del Iglesias cristianas ortodoxas -como la rusa, por ejemplo- no aceptaron el cambio de calendario juliano hecho, como ya se ha dicho, a instancias del papa Gregorio XIII y celebran la Natividad de Jesucristo la noche del 6 al 7 de enero.


Por lo tanto, para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica no es la correcta y debería situarse en la estación primaveral -entre abril y mayo-; y para otros, siguiendo el relato del Evangelio de Lucas, versículo 2:8, que indica que “la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre”, es muy poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno del hemisferio norte y menos todavía en un pequeña aldea, Belén, a unos 8 km de distancia de Jerusalén.


A pesar de ello, en un antiguo tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirmaba que "Nuestro Señor fue concebido el 8 de las calendas de abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió". Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.


Por su propia conveniencia -y, como ya se ha indicado, sin ningún tipo de rigor histórico-, la Iglesia católico-cristiana (la de Roma) mantiene, desde el siglo IV, esa fecha como fecha convencional, puesto que en la primavera se celebra la Pascua.


¿Qué eran las fiestas saturnales o Saturnalia?


Festividad creada por Jano, el dios de las dos cabezas, al que "supuestamente" veneraban los templarios, Baphomet, en honor al dios Saturno -cuya celebración se databa el 25 de diciembre-, en conmemoración de su reinado el cual vino a conocerse como la Edad de Oro después de haber sido derrocado por su hijo, el dios Júpiter, y acogido en el seno del propio dios Jano.

Las fiestas saturnales en la antigua Roma


En la mitología romana, Saturno –identificado con el dios Crono de los griegos-, era el dios protector de la agricultura y las cosechas. A pesar de que el mito del dios romano Saturno se distanció de la influencia de su origen mitológico griego retuvo muchos elementos de sus funciones originales tal y como lo describe el polifacético padre fundador de los Estados Unidos de América y promotor del liberalismo y la democracia, el intelectual inglés Thomas Paine quien argumentó: «Nos es imposible saber en qué momento comenzó la mitología pagana, pero es cierto, desde la evidencia interna que incluye, que no empezó en el mismo estado ni condición en el que terminó. Todos los dioses de esa mitología, salvo Saturno, eran de moderna invención. El supuesto reinado de Saturno fue anterior al que se llama mitología pagana, siendo hasta entonces una especie de teísmo que admitía la creencia en un solo Dios. Se supone que Saturno abdicó del trono en favor de sus tres hijos y una hija, Júpiter, Plutón, Neptuno y Juno; tras esto, miles de otros dioses y semidioses fueron creados imaginariamente, y el calendario de dioses creció tan rápido como el calendario de santos y el de cortes ha crecido desde entonces».


Estas festividades eran mucho más antiguas que la propia fundación de Roma por parte de Rómulo y Remo y consistían principalmente en representar la igualdad entre todos los hombres en su origen. Daban comienzo la noche del 24 de diciembre de cada año. En un principio solamente duraban un día, es decir, hasta el anochecer del día siguiente, el 25, pero el emperador Augusto solicitó al Senado que su duración se prolongara durante los tres días siguientes a los cuales, tiempo después, Caligula les añadió un cuarto día de fiesta.


Durante la celebración de estas fiestas los esclavos gozaban de total libertad -es por ello que también se las conocía como “fiesta de los esclavos" y solamente se permitía el placer y la alegría; los tribunales cerraban sus puertas al igual que las escuelas, no estaba permitido hacer la guerra ni ejecutar a criminales, el único arte que se consentía era el de la cocina; se intercambiaban regalos y se ofrecían suntuosas y suculentas comidas. Además, ningún siervo podía trabajar para sus amos, sino al revés, y todos los habitantes de la ciudad acudían a monte Aventino para disfrutar del ambiente campestre.


En Roma se construyó, en el extremo occidental del Foro, un templo en honor a ese dios donde era guardado el erario romano debido a que en la época de Saturno –la Edad de Oro- no se cometían robos. Curiosamente su estatua estaba sujeta con cadenas de las que solamente se libraba durante la celebración de la Saturnalia.


Saturno solía ser representado como un anciano curvado por el peso de los años, sujetando una guadaña para señalar que presidía el tiempo. En muchos monumentos era representado con un velo, seguramente porque el tiempo es indeterminado y está cubierto con un velo impenetrable.


Los cartagineses ofrecían a Baal Hammon, el Saturno africano, sacrificios de niños recién nacidos siguiendo el rito fenicio-púnico conocido como Molk. Según la tradición patrística, estos sacrificios iban acompañados de un alegre jolgorio y un gran estruendo de flautas y tambores con el objeto de que con su ruido se impidiera oir el llanto y los chillidos de los niños. Otras civilizaciones y culturas ofrecían –en esas mismas fechas- este mismo tipo de sacrificios humanos a sus dioses protectores de la agricultura, las cosechas o la fertilidad tal y como ocurriera con los aztecas, los incas o los mayas siglos después.


Había una gran similitud entre las fiestas Saturnales y las carnestolendas que les seguían y las que se hacían en el mes de marzo en otros pueblos, esto es debido a que tanto enero como marzo han sido considerados por diversas culturas como inicio del año. Enero fue el mes dedicado al dios Jano.


¿Por qué mintió la curia romana?


En su afán apologético y misionero, la Iglesia Católica del siglo IV, y posteriores, mantuvo esa clara falsedad histórica con un único objetivo: hacer coincidir unas festividades paganas con la presunta fecha de nacimiento de Jesús de Nazaret. Con esa medida pretendían acercar a muchos de esos paganos al seno de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y convertirlos al cristianismo. Es evidente que muchos de ellos lo hicieron más por temor a las represalias que conllevaban no cumplir con el edicto del emperador Constantino que no por sus verdaderas convicciones de fe.


Dónde nació Jesús ¿en Belén o en Nazaret?


Son muy pocas las evidencias históricas que nos permiten saber dónde nació realmente Jesucristo incluso si nos basamos en los Evangelios ellos mismos se contradicen por omisión. Pocos son los historiadores o cronistas de esa época -o posteriores- que nos permiten aclarar ese punto ¿dónde nació verdaderamente Jesús?

Los evangelistas, Mateo y Lucas nos dicen que Jesús nació en Belén. Sin embargo Mateo no precisa el lugar exacto, pero Lucas si señala que María, después de dar a luz a su hijo, “lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lc 2:7).


El pesebre indica que el sitio donde nació Jesús era el lugar destinado para guardar el ganado lo que permite a Lucas deducir que esa era la señal que siguieron los pastores para adorar al Niño Dios (Lc 2:12-16). A pesar de ello en otros versículos de los mismos evangelios se utiliza la palabra del antiguo griego –idioma en el que estaban escritos- katályma que puede ser traducida como “habitación espaciosa de las casas, que podía servir de salón o cuarto de huéspedes”. Son dos las ocasiones en las que Lucas y Marcos hacen mención a la misma, en Lc 22:11 y Mc 14:14. Posiblemente, los evangelistas querían señalar con sus palabras que el lugar donde nació Jesús no permitía preservar la intimidad del acontecimiento. Lo mismo ocurre con las narraciones de Justino (Diálogo con Trifón, 78) el cuál afirma que Jesús nació en una cueva, o las de Orígenes (Contra Celso, 1:51) que afirma lo mismo; o los evangelios apócrifos: Protoevangelio de Santiago, 20; Evangelio árabe de la infancia de Jesús, 2; y Pseudo-evangelio de Mateo, 13.


Puestas así las cosas surge otra nueva duda: ¿Dónde nació Jesús en un pesebre, en un gran aposento o en una cueva?


Los cristianos primitivos optaron por decir a la posteridad que Jesús nació en un pobre pesebre donde se guardaban animales y que recibió su primer calor terreno por parte de un asno y de un buey.


Hoy en día, la fe cristiana, sigue manteniendo esa creencia aunque, evidentemente, no está probada con absoluta rigurosidad pues, a ciencia cierta, nada se sabe cómo tampoco es sabido el lugar exacto donde vino al mundo el recién nacido y si preguntáramos a cualquier persona creyente probablemente nos contestaría que en Belén según defiende la tradición católica. Pero, ¿qué nos dicen los evangelios en lo concerniente al lugar donde nació Jesús de Nazaret?


Solamente los evangelistas Mateo y Lucas narran que Jesús nació en una aldea llamada Belén situada a escasos 8 km de Jerusalén. Sin embargo, otras narraciones son palpablemente diferentes y, en algunos casos, hasta contradictorias.


Lucas afirma que los padres de Jesús vivían en Nazaret de Galilea y se trasladaron a Belén para cumplir con el mandato de Roma que imponía a cada habitante del imperio censarse en su lugar de origen y el lugar de origen del carpintero José –el padre putativo de Jesús- era Belén y estando en esa aldea, María, su madre -que estaba encinta-, parió.


Pues bien, a esa misma circunstancia Mateo, en su narración evangélica, nos da a entender que Jesús nació en Belén porque María y José vivían allí sin hacer mención alguna a que antes del parto vivieran en Nazaret, Galilea, tampoco hace ninguna alusión a la confección del censo de Quirinio ordenado por la Roma imperial.


Aún con estas diferencias, los dos evangelistas dicen explícitamente que Jesús nació en Belén. Entonces, ¿por qué al referirse a Jesús no le llaman Jesús de Belén y sí, en todas las ocasiones, lo hacen como Jesús de Nazaret? En ningún otro pasaje de estos dos evangelios se hace referencia a Jesús como nativo de Belén, al contrario, siempre se hace referencia a él como Jesús de Nazaret. Aparentemente, aquí hay una gran contradicción.


¿Por qué el evangelio de Marcos -que fue el primero en escribirse hacia el año 65 de la Era Común-, y el de Juan -que fue el último y se presume que fue escrito hacia el año 95 de la misma EC-, no dicen directamente nada del nacimiento de Jesús y, sin embargo, dan a entender que nació en Nazaret de Galilea?


Todos los personajes del evangelio de Marcos conocen a Jesús como Jesús de Nazaret. No hay ni un solo dato en este evangelio que haga pensar que Jesús nació en Belén y sí muchos que indican que nació en Nazaret. Al respecto es muy significativa la afirmación hecha por el propio Jesús –según nos narra Marcos en su Evangelio- sobre el desconcierto y escándalo que provocaron sus palabras y hechos acontecidos en Nazaret: “Y Jesús les dijo: un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa es despreciado" (Mc 6:4). También indica al principio del mismo capítulo 6 cuando Jesús retorna a Nazaret: “vino a su patria, y sus discípulos le siguieron" (Mc 6:1). De esta forma, Marcos, al utilizar la palabra patria da a entender que el lugar de nacimiento o la tierra natal de Jesús es, precisamente Nazaret y no Belén.


Juan, en su Evangelio, tampoco dice explícitamente nada sobre el nacimiento de Jesús pero parece afirmar, de manera implícita, que nació en Nazaret. Así pues, nos narra en Jn 7:41-52 que en la discusión mantenida por algunos judíos sobre si Jesús era el verdadero Mesías hay quienes lo niegan dado su origen nazareno y dicen: "¿Acaso va a venir el Mesías de Galilea? ¿No afirma la Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de su mismo pueblo de Belén?" Y más adelante se dice: "Investiga las Escrituras y llegarás a la conclusión de que los profetas jamás han surgido de Galilea". Parece que todos conocen el origen nazareno de Jesús y nadie sale a defender que Jesús sea originario de Belén.


También en el Evangelio de Juan, como en el de Marcos, Mateo y Lucas, y en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas de Pablo así como en el resto de los escritos del Nuevo Testamento nunca se habla de Jesús como Jesús de Belén sino siempre como Jesús de Nazaret. Es importante recordar que a los judíos se les nombra en la Biblia por el lugar de nacimiento o por el nombre del padre. Sólo hay dos menciones en los Evangelios (Mt 2 y Lc 2) que vinculen a Jesús con Belén y en contraposición hay veinte alusiones en los mismos Textos Sagrados que vinculen a Jesús con Nazaret al referirse a él como Jesús de Nazaret.


Después de este análisis, la pregunta sigue en pie: ¿Dónde nació realmente Jesús? La respuesta más probable es que en Nazaret de Galilea, aunque no sería descartable completamente la posibilidad menos factible de su nacimiento en Belén.


Y si bien, Jesús, nació en Nazaret, ¿por qué Mateo y Lucas dicen explícitamente que lo hizo en Belén? Quizás la respuesta más razonable a esta pregunta es que los evangelistas, así como el resto de los escritores posteriores, pretendían únicamente acomodar una historia a sus intereses de fe para demostrar, de esta forma, que Jesús fue el auténtico Mesías esperado por el pueblo judío obviando alevosamente la verdad histórica de que Jesús nació en Nazaret de Galilea y no en Belén. El propio papa Benedicto XVI ambientó. en el año 2010, el tradicional nacimiento que se ubica todas las navidades en la plaza de San Pedro, en Nazaret y no en Belén.


¿En qué año nació Jesús de Nazaret?

Una bula papal, la Inter Gravissimas, promulgada el 24 de febrero de 1582 por el papa Gregorio XIII vino a cambiar el anterior calendario juliano establecido por Julio César en 46 a.e.c. con el fin de solventar sus desfases estacionales de una forma definitiva siendo, a día de hoy, el calendario oficial utilizado por la mayoría de los países del Planeta.


Años antes, en 607 de nuestra Era, el papa Bonifacio IV utilizando los cálculos realizados por el monje rumano Dionisio el Exiguo durante los años 526 a 530, oficializó el año primero de nuestra Era Común (no el año 0) haciéndolo coincidir con el año de nacimiento de Jesús de Nazaret. Sin embargo, la datación del monje contenía algunas inexactitudes como se verá a continuación.


En el año 525, a través del obispo Petronio -que seguía las instrucciones del papa Juan I-, se ordenó a Dionisio, el Exiguo, que estableciera con sus cálculos el año primero de la era cristiana como el del nacimiento de Jesús de Nazaret. La pretensión papal era la de realzar la figura de Jesucristo en detrimento de la de Diocleciano, emperador romano que persiguió implacablemente, y sin misericordia, a todos los cristianos.


Hasta esa época se utilizaban los cómputos romanos que contaban los años desde la fundación de Roma, es decir, ab urbe condita, abreviadamente a.u.c. El problema es que Dionisio se equivocó en unos 4 a 7 años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año 753 a.u.c. desde la fundación de Roma, cuando debió suceder aproximadamente hacia el 748 a.u.c. Desde entonces el modo en qué contamos los años en occidente toma por origen el nacimiento de Jesús, o así lo pretende. Al haberse equivocado en sus cálculos resulta que Jesús no vino al mundo cuando se le suponía. ¿Cuándo nació, entonces, Jesús de Nazaret?


Los escasos datos de los que se dispone referentes al nacimiento de Jesús son las referencias bíblicas del Nuevo Testamento y es a partir de ellas que tendremos que recurrir a la Historia para obtener datos más concretos.


Referencias bíblicas


Sólo hay dos referencias en la Biblia acerca de la Natividad de Jesús. La primera -y la más completa- la encontramos en el evangelio de Mateo, donde podemos tomar las primeras notas para acercarnos la fecha del nacimiento de Jesús y, de paso, encontramos la primera referencia a la Estrella de Belén:


“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.”

(Mateo, 2:1-3)


En segundo lugar, el Evangelio según Lucas nos dice:


“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirinio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuando era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”

(Lucas, 2:1-8)


No hay más que prestarle un poco de atención a estos textos para extraer algunas conclusiones. Según se indica, al nacer Jesús:


1. Reinaba Herodes, el Grande.

2. Se estaba realizando un censo de población por orden de Augusto César.

3. Cirinio o Quirino era gobernador de Siria.


Así, si recurrimos a los datos históricos:


Herodes el Grande, rey de Judea, nació el 73 a.e.c. y según los historiadores modernos murió después de un eclipse de Luna que pudo verse desde Jericó y antes de la Pascua Judía. Dicho eclipse podría corresponderse con el sucedido el 13 de marzo del año 4 a.e.c. Por tanto, Herodes el Grande pudo haber muerto a finales de marzo o a principios de abril de dicho año. Así podemos establecer una primera acotación en las fechas: la Natividad debió acontecer antes del año 4 a.e.c. Ahora bien, si volvemos al Evangelio de Mateo tenemos que: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.” (Mateo, 2:16)


Si el hecho fue así, Jesús tendría como mucho dos años al dictar Herodes la degollación de los santos inocentes. Por lo que, basándonos en el Evangelio de Mateo, podríamos establecer una fecha para la Natividad entre el 7 a.e.c. y el 5 a.e.c.


Realización del censo en tiempos de Quirino, gobernador de la provincia sirio-palestina


Se sabe que Augusto César mandó realizar censos con carácter tributario en tres ocasiones durante sus cuarenta años de gobierno. Los censos fueron realizados en los años 28 a.e.c., 8 a.e.c. y 14 de la Era Común, respectivamente.


Hoy en día sabemos que Cirinio o Quirinius no fue gobernador de Siria antes del 6 e.c. Sin embargo, anteriormente desempeñó cargos gubernamentales desde los años 6 y 5 a.e.c. ¿Serían estos cargos a los que se referiría Lucas?


Por lo tanto, el margen de fechas que obtenemos del Evangelio de Lucas es más amplio: del 8 a.e.c. al 14 de la Era Común.


El error del calendario de Dionisio el Exiguo


El método que usó Dionisio se basó en confeccionar una tabla en la que aparecerían los emperadores y cónsules romanos desde adelante hacia atrás, contando los años que habían gobernado cada uno de ellos. El método funciona pero Dionisio se equivocó. En primer lugar marcó el año del nacimiento de Jesucristo como el año uno -origen, por cierto, de la polémica de finalización del siglo- y, por lo tanto, no tuvo en cuenta el número cero ya que era desconocido por los eruditos de la época y, como consecuencia de ello, no utilizado entonces. Por otra parte, no contó tampoco con que Augusto César había gobernado con su verdadero nombre, Octavio, durante cuatro años. Por consiguiente, se deduce una diferencia de cinco años. Según el sistema de Dionisio y nuestro calendario actual, la fecha de la Natividad correcta sería el 5 a.e.c.


Algunos investigadores, entre los que se encuentra Mark Kidger del Instituto de Astrofísica de Canarias (España), creen posible la determinación aproximada del 5 de la Era Común como el año en que nació Jesús. Es evidente que esta hipótesis conlleva cierta dosis de imprecisión y por eso se representa como tal.


Conclusión


De cualquier forma, lo importante no es el día, el año o dónde nació Jesús de Nazaret, lo importante es que un ser tan excepcional vino al mundo y más de dos mil años después de su nacimiento aún siguen y perduran sus enseñanzas.


En estas fechas nos toca recordar y celebrar este especial acontecimiento. Hagámoslo en Paz y Fraternidad con todos los seres que habitan la Tierra y, como dicen las Escrituras: «Gloria a Dios en las Alturas y, en la Tierra, paz a los hombres de buena voluntad». Amén.


Jaime Bel Ventura


Diciembre 2015 (revisada la versión anterior de 2011).

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