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Quiénes son los socios de Cristóbal López en CABA


El chubutense, en el centro, no es el único dueño de la plaza más deseada por todos los empresarios.

Cuando se habla del negocio del juego en la Ciudad de Buenos Aires, todas las referencias llevan al empresario Cristóbal López. Pero el zar de la ruleta no es el único dueño de la plaza más deseada por todos los empresarios del sector. Detrás de su figura aparecen dos socios clave: Federico De Achával (HAPSA) y Manuel Lao Hernández (CIRSA, casinos flotantes).


Sin duda que la relación con cada uno de ellos es muy distinta. La sociedad con el primero en el Hipódromo de Palermo fue una gran noticia para ambos, mientras que con el español, el ingreso a los casinos flotantes se dio en medio de acusaciones cruzadas y una guerra comercial que perjudicó a Lao.

Según datos del año 2014, el Hipódromo de Palermo tenía entonces unas 4.500 tragamonedas y facturaba unos 1.500 millones de pesos al año. El 27,5 por ciento estaba (y está) en manos de Casino Club, y el resto se lo dividen entre HAPSA y CIRSA. Todos son datos de las propias empresas.


¿Cómo llegó López a Palermo? La concesión del lugar la había obtenido en 1992 Achával. Este hombre del negocio del turf (carrera de caballos que se realiza en un hipódromo y los espectadores pueden apostar) y uno de los principales accionistas del Banco Columbia, estaba sentado en una mina de oro. Lo notó el 12 de septiembre de 2002, cuando Lotería Nacional, a cargo de Carlos Gallo, a quien todos asociaban, no sin razón, a Cristóbal, firmó la resolución 99/02, en la que se autorizaba a la empresa Hipódromo a explotar máquinas tragamonedas.


En un primer momento las máquinas fueron setenta. El 21 de julio de 2004, Lotería Nacional amplió el permiso hasta un máximo de 3.000 slots, tope que se mantuvo hasta la firma del famoso decreto de Néstor Kirchner por el cual se instó a los empresarios a "incrementar" las máquinas hasta 4500.


Achával es amigo de Nicolás Caputo, uno de los hombres más influyentes en la mesa chica del PRO y cercano a José Torello, presidente del partido. Caputo y Torello, a su vez, fueron amigos en el Colegio Newman y mantienen una excelente relación con Mauricio Macri.


Hoy Achával y López son socios en Capital, pero también en Estados Unidos con el casino que adquirieron en Miami y el conurbano bonaerense, ya que juntos administran, entre otras, el bingo de Los Polvorines, en Malvinas Argentinas. Los contactos llegan más al norte: en Pilar, Federico Achával Jr es el jefe de gabinete del intendente Húmberto Zúccaro.


Lao, te estamos mirando. Primer trimestre de 2013: Cirsa Gaming Corporation incrementó su beneficio operativo en un 11 por ciento con respecto a 2012 hasta los 322 millones de euros gracias a sus negocios en Latinoamérica. Su facturación total fue de 1.818 millones de euros. La empresa tiene 31 casinos, 80 salas de bingo y 154 salones de juego repartidos entre España, Italia y diferentes países de América Latina, entre ellos Argentina.


Cirsa no fue una mega empresa de la noche a la mañana. Los hermanos Manuel y Juan Lao eran camareros en su España hasta que descubrieron el negocio de las tragamonedas. Lao creó Cirsa tras la legalización del juego en España, en 1978. "Viajamos a países donde existía una tradición en el mundo del juego y fuimos adaptando lo mejor de cada modelo a nuestro proyecto", dijo. En 1998, Juan Lao le vendió buena parte de su paquete accionario a Manuel a cambio de 120 millones de dólares.


En 1999 obtuvo el permiso para instalar el primer casino flotante en Capital. Lo llamaron la "Estrella de la Fortuna". En 2002, Lotería Nacional le permitió a Cirsa poner en marcha el segundo barco casino, el “Princess”. ¿Por qué Lao querría vender su participación?


Las sospechas de esta venta son dos hechos envueltos en escándalo. El jueves 14 de diciembre de 2006 el presidente de Cirsa aterrizó en el aeropuerto Jorge Newbery en un vuelo privado de Executive Airlines proveniente de España que había hecho escala en Recife. Viajaba con su director general, Joaquín Agut y su jefe de seguridad, Fermín Ferrán. Personal de Aduana revisó los bolsos y encontró, dentro de patas de jamón y regalos navideños, 500.000 euros sin declarar. El dinero fue incautado. Lao, en tanto, respondió las preguntas del juez en lo Penal Económico Jorge Brugo, argumentó una molestia estomacal, se subió a su avión particular y voló a España.


¿Tuvo algo que ver Cristóbal López, quien luego entraría a su negocio? El patagónico lo negó. "Yo también fui víctima (de la requisa). En ese vuelo Lao me traía un jamón de Jabugo para comer durante las fiestas", le dijo años atrás al periodista Luis Majul.


Al poco tiempo, en 2007, estalló un conflicto sindical entre el Sindicato Marítimo Obreros Unidos (SOMU) y el Sindicato de Trabajadores de Juego de Azar (ALEARA) por el encuadramiento de los trabajadores en los casinos flotantes de CIRSA. El 3 de mayo Omar "Caballo" Suárez, líder de SOMU, lanzó un paro exigiendo que los empleados fuera de su órbita pasaran a ser marinos. El barco estuvo cerrado cuarenta días, por lo que las pérdidas estimadas causadas por la medida rondaban los 60 millones. Las embarcaciones representaban el 33 por ciento de los ingresos mundiales de Lao. Había que buscar una solución.


El 31 de mayo de 2007, Cirsa y Casino Club -junto con HAPSA- se asociaron. Cristóbal ingresó a los casinos flotantes de Puerto Madero y a la ibérica se le prometió una participación en el proyecto en Rosario, que luego se convertiría en el casino más grande de Latinoamérica.


“He mantenido una negociación empresarial dura, muy dura con un empresario argentino, hoy socio. Es muy sencillo: él me ha dado una parte de su negocio y yo le he dado otra parte del mío”, dijo Lao. “Fui en solitario a un país complicado y ahora me conviene ir acompañado para desarrollar mis negocios con un socio local”, se sinceró el español.

(*) De la redacción de Perfil.com. Escribió "El Poder del Juego" con Federico Poore.

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